Santo Domingo, R.D.- La Red de Acción por los Derechos Ambientales y la Alianza Basura Cero Chile definieron como de alta urgencia la reducción en la producción de plástico, para evitar que las comunidades locales sigan siendo severamente afectadas; sobre todo las que se ubican cerca de los vertederos y rellenos sanitarios.
Alejandra Parra, que además representa a la Alianza Global por Alternativas a la Incineración (GAIA), señala que en todo el mundo, apenas se recicla el diez por ciento de todo el plástico; mientras la producción aumenta de manera sistemática. Agrega que los sistemas de manejo de residuos nunca darán abasto, si no se reducen los niveles de producción de plástico.
Gaia, auspicia en el país el proyecto “Acciones Comunitarias por un Territorio Saludable”, como resultado del curso “Desplatificando nuestros Alimentos”. El proyecto se lleva a cabo en la comunidad de Los Camarones, La Vega y busca desarrollar un espacio de diálogo comunitario sobre el desarrollo local, con especial énfasis en la soberanía alimentaria y el uso y manejo adecuado de los residuos.
Parra habló en el marco de la reunión regional del grupo de América Latina y el Caribe (GRULAC), que prepara la tercera sesión del Comité Intergubernamental de Negociación para desarrollar un instrumento internacional jurídicamente vinculante sobre la contaminación por plásticos, incluido el medio marino (INC-3).
El INC3 es la tercera reunión de países para redactar el tratado de plásticos, que será presentado del 13 al 19 de noviembre de este año en Nairobi, Kenia.
Parra dijo, que en su intervención, recomendó que deben establecerse criterios para la eliminación de todos los productos, y polímeros, que llaman a preocupación por los daños que ocasionan a la salud y al medio ambiente.
Manifestó que esos criterios deben ser desarrollados por un panel de expertos libres de conflicto de interés, tras agregar que deben establecerse metas de reducción de producción de polímeros plásticos primarios, obligatorias para todos los países.
“Para esto, se debe cuantificar la producción bajo métodos transparentes y libres de conflicto de interés con la industria productora”, sostuvo Parra.
Considera que las metas de reducción de la producción deben establecerse para respetar los límites planetarios del clima y de la capacidad del planeta de procesar contaminantes, límites que actualmente se encuentran sobrepasados.
“Para ello es fundamental reducir la producción. Desde las organizaciones que trabajamos en la defensa de la naturaleza y los territorios, hemos visto por más de una década cómo (dado que no hay control de la producción de basura) el enfoque en el manejo de residuos no resuelve el problema”, expuso
Precisa que según las investigaciones, los cuerpos de los niños tienen casi 14 veces más microplásticos que los cuerpos de los adultos, y que los plásticos contienen aditivos tóxicos conocidos por ser disruptores del sistema endocrino, precursores de cáncer.
“El agua embotellada en plástico contiene 23 veces más microplásticos que el agua de distribución pública por cañerías. Estamos hipotecando las posibilidades de las futuras generaciones de tener vidas sanas”, manifestó.
Señala que las razones expuestas sustentan la aspiración de que los objetivos del Tratado de Plástico se enfoquen en los derechos humanos y la justicia ambiental, para que sean garantizados en todo el ciclo de vida del plástico, o en toda la cadena de destrucción del mismo.
También debe garantizarse que las soluciones a esta crisis no generen otros problemas ambientales, por lo que deben plantearse soluciones en torno a la implementación de estrategias basura cero, incluyendo incentivos para desarrollar y fortalecer sistemas de rellenado, reuso, reparación y retorno.
“La crisis de los plásticos requiere también que este tratado contenga medidas que obliguen a los contaminadores a restaurar los ecosistemas colapsados por la contaminación con plásticos”, dijo.