Las elecciones de este martes en la región de Madrid se plantean como un termómetro del rumbo que pueda tomar la política española, con el objetivo desde la izquierda de frenar a la ultraderecha y desde el lado conservador de que marquen el principio del fin del Gobierno nacional presidido por el socialista Pedro Sánchez.
Este lunes es lo que en España se denomina jornada de reflexión, en la que no se puede pedir el voto, después de que anoche concluyera una campaña electoral muy polarizada, cargada de mensajes ideológicos más que de propuestas para resolver problemas sociales, mientras sigue la pandemia y la crisis económica que conlleva.
Los principales líderes políticos del país se implicaron en la campaña sabedores de la importancia de estas elecciones en la región, convertida el motor económico de España y que es la tercera más poblada con unos 6,7 millones de habitantes.
La campaña estuvo marcada por episodios como el envío de cartas con balas y mensajes con amenazas de muerte a algunos políticos, incluido algún candidato, incidentes con detenidos en un mitin de la ultraderecha, cuya propaganda electoral contra inmigrantes acabó en los tribunales, y denuncias mutuas de uso de recursos públicos para pedir el voto o influenciar encuestas.
El presidente Sánchez, líder del socialista PSOE, ha advertido de que un pacto entre el conservador Partido Popular, que gobierna en la región, con la ultraderecha de Vox, que según los sondeos puede ser clave para que los ‘populares’ sigan en el poder en Madrid, puede ser el principio del fin de una democracia plena en toda España.
Sánchez ha recordado que su partido fue el más votado hace dos años en Madrid, pero le impidió gobernar un acuerdo de los conservadores con los liberales de Ciudadanos, un partido en horas bajas según los sondeos que se juega en esta votación buena parte de su futuro en la política española.
Un mensaje repetido también por el candidato de la formación de izquierda Unidas Podemos, Pablo Iglesias, quien dejó la vicepresidencia del Gobierno de coalición de su partido con el PSOE para concurrir a estos comicios.
El riesgo de que la extrema derecha llegue al poder en esta región del centro de España, y de ahí al Gobierno del país en un futuro, fue uno de los motivos para presentarse como candidato, además de frenar el ascenso de otras alternativas de izquierda con políticos que en su día abandonaron Podemos.
Desde la derecha, el líder del Partido Popular, Pablo Casado, está convencido de que estos comicios cambiarán ‘el futuro de España’, al igual que la candidata de este partido a la reelección en Madrid, Isabel Díaz Ayuso, confiada en que marcarán ‘un antes y un después’ en la política española.
La ultraderecha los ve como ‘el principio del fin’ del Gobierno nacional de izquierda y marca distancias con los ‘populares’ en cuanto a la posibilidad de acuerdos para alcanzar el poder en España.
Vox es la tercera fuerza en el Congreso, la Cámara baja del Parlamento español, y las encuestan vaticinan un ascenso en Madrid.
Los conservadores llevan más de dos décadas gobernado en Madrid, donde algo más de cinco millones de electores están llamados a las unas en una votación atípica, en día laborable cuando lo normal en España son las elecciones en domingo y entre medidas de bioseguridad por la pandemia de COVID-19.
Además de que son las primeras elecciones que se celebran de forma anticipada para decidir el Gobierno de la región, después de la que Díaz Ayuso disolviera el Parlamento regional ante el temor de que una moción de censura la desalojara del poder.
Los electores podrán optar entre veinte candidaturas, para elegir a 136 diputados para los dos años que restan de legislatura hasta 2023.
Estas serán las cuartas elecciones que se celebren durante la pandemia en España, tras los comicios regionales de 2020 en Galicia y País Vasco y de este año en Cataluña.
EFE